Dos comediantes evocan los paisajes de los cuentos mediante la palabra, la utilización de objetos cotidianos y de instrumentos musicales, creando un bosque de ensueño, transformando el espacio escénico y transportándonos al corazón mágico y fantástico de los cuentos.
UN CUENTO PARA VER, ESCUCHAR Y OLER.
Objetos cotidianos que recrean el espacio escénico, proyecciones que aparecen mágicamente para dibujarnos la luna, el bosque, una casa sorprendente…la proximidad y la calidez de las palabras contadas al oído, el encanto de las músicas y los efectos hechos con instrumentos y objetos rudimentarios, El agradable, dulce y enigmático olor a chocolate que al igual que a nuestros jóvenes protagonistas sorprenderá al público durante la función…
Los sentidos puestos al servicio de una historia, los sentidos para explicar de cerca …
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