La obra es un canto a la vida: la niña protagonista nació al amanecer… cuando el primer rayo de Sol entró por la ventana e incidió sobre la pequeña -envolviéndola en luz- sus padres decidieron que su nombre sería “Alba”.
A medida que crecía, su curiosidad también lo hacía: las cosas que sucedían a su alrededor estaban envueltas de magia y luz… las gotas de lluvia le revelaban misterios… el lápiz y la goma le enseñaron a escribir… y así descubrió que las aventuras más fantásticas se escondían en el interior de los libros.
En su búsqueda, llegó hasta el «País de las cosas perdidas» y el «Mundo de los personajes sin inventar»… y también el mítico «Mundo Perdido de Akäshia», donde descubrió que el libro más importante, todavía no había sido escrito: “El libro de su propia vida”.
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